lunes, 24 de octubre de 2011

Viaje a los Pirineos (VII)


El final del viaje nos esperaba, así como un largo paseo hasta Barcelona, lo que mucha gente aprovechó para descansar durante el trayecto.

Nuestro fantástico chófer como regalo de despedida nos quiso hacer un gran favor antes de llegar al aeropuerto y decidió darnos un minitour por la ciudad de Barcelona, lo cual se agradeció mucho, especialmente para personas como yo, que nunca habían estado en la ciudad condal. 

Nuestra primera parada fue una de las grandes obras de Antoni Gaudí, el Parque Güell, que desgraciadamente estaba repleto de turistas con lo que no era muy fácil ir de un sitio  para otro. A esto hay que sumar el hecho de que estábamos en pleno verano, lo cual tenía que mucho que ver con que hubiera 37ºC de temperatura, así como que ese día se iba a jugar un Barcelona-Real Madrid en la ciudad. (Previamente al Parque Güell, y como regalo del chófer a todos los barcelonistas, este nos había obsequiado con un paseo junto al Camp Nou y el resto de instalaciones del club como la nueva Masia)


Aprovechamos la visita al Parque Güell para sacarnos una cuantas fotos con la ciudad de fondo, así como para comprobar cuántos manteros pueden llegar a reunirse en un plaza para vender artículos de dudosa procedencia y la velocidad y aceleración de estos  corriendo nada más escuchar los gritos de uno de ellos cuando los Mossos d´Esquadra se acercan (lejos de resultar irónico he de admitir que fue un auténtico espectáculo). Tras encontrar algo de sombra, justo debajo del principal mirador del parque, y sacarnos una foto con la típica salamandra de la entrada del parque, comprobamos que era hora de irnos a nuestra siguiente parada y ahí estaba la Sagrada Familia esperándonos, previo paso por un estanco para comprar algún helado para refrescarnos.


 Nuestro chófer nos dejó justo enfrente de la entrada a la Sagrada Familia para que nos pudiéramos sacar unas fotos, tras lo cual rodeamos la manzana para comprobar la larga cola que hay incluso en verano y que se debe hacer para poder visitar el interior de la basílica, que no catedral, cosa que muchos turistas confunden, dado que la catedral de Barcelona es otra iglesia diferente y más antigua a la Sagrada Familia, y que intentamos visitar posteriormente, pero debido a su alto precio preferimos saltar, así que nos conformamos con ver por fuera así como vimos montados en la guagua, otros atractivos de la ciudad como La Pedrera, la Casa Batlló o las Ramblas de Barcelona.


 Como última parada antes del aeropuerto del Prat, pasamos por la Plaza de Colón para ascender la montaña de Montjuic desde donde pudimos contemplar la ciudad entera incluyendo zonas como el Puerto de Barcelona, el estadio Olímpico de Motjuic, la Plaza de toros de la Monumental (que dentro de poco, cerrará sus puertas a los espectáculos taurinos de forma definitiva) o el Palacio de Congresos de Barcelona. Una vez sacadas las fotos de rigor, nos montamos en la guagua para tomar camino al aeropuerto, en el cual, nos pudimos despedir de nuestro chófer al cual le entregamos un regalo de agradecimiento y nos preparamos para volver a casa tras una gran experiencia de varios días que al final se hizo muy corta y en la que, en lugar de conocer un poco más a unos completos desconocidos, pude empezar a conocer a unos grandes amigos para muchos años.

P.D.Muchas gracias a Aday por sus fotos, que me han sido muy útiles para la edición de estas entradas

Viaje a los Pirineos (VI)

La multiaventura resultó bastante entretenida, dado que nos dividieron en 2 grupos, de forma que uno realizaría las actividades “aéreas” y otro las terrestres. Yo hice todo lo posible por estar en el aéreo dado que me imaginaba que serían más difíciles, aunque finalmente, resultó que ambos grupos hicimos las mismas actividades.


 Comenzamos realizando una pequeña tirolina como calentamiento tras lo cual, nos metimos en un circuito de diversas actividades que incluían cosas tan variadas como vía ferrata, escalada, puente tibetano, una especie de columpios de troncos, que había que ir saltando y que eran horriblemente difíciles de superar, y más tirolinas. La dificultad de estos circuitos iba aumentando progresivamente, con lo que llegaba un punto en que la gente se iba retirando a descansar una vez veía que ya era imposible pasar de un punto. El escritor de este blog como buen masoquista y gran viajero que es decidió que lo suyo no era eso y tenía que probar con el riesgo y los retos extremos así que decidí saltarme todos los circuitos intermedios y pasar directamente del circuito fácil-medio al horriblemente complicado que recorría y daba la vuelta a todo el parque multiaventura. Como ya he dicho, como buen masoquista, al principio, no tuve problema en seguir los pasos de unos compañeros que también estaban realizando el circuito y que obviamente, iban mejor preparados físicamente que un servidor, con lo que finalmente llegó un punto en que quedé sin fuerzas en medio de una sección de esos fantásticos troncos que cité antes, y de los que no podía escapar, así que amablemente uno de los monitores franceses del parque acudió presto para rescatarme con tirolina y cuerdas de descenso para sacarme de aquella tortura pese a que solo me quedaban 3 malditos troncos para acabar la sección y salir por mi propio pie del circuito (nótese la ironía del monitor ¬¬, pero lo de la tortura no lo es)


 Como me quedé rascado por la situación anterior y mi masoquismo no estaba saciado aún, unos cuantos amigos y yo queríamos más descargas de adrenalina, así que decidimos hacer un pago adicional de 4 euros per cápita y montarnos en la megatirolina del parque, para lo cual había que escalar hasta el punto más alto del parque, que realmente era simplemente un par de montañas. Una vez allí y con la ayuda de una monitora del parque, conseguimos colocar nuestras poleas y tirarnos por la tirolina de algo más de 150 metros de largo, por lo que se considera una de las más largas de Europa, aunque no supera a la mayor, que mide más de 200 metros y está localizada en Portugal. Bajamos  hasta un punto situado más abajo, momento antes del cual había que saber frenar para no acabar estrellado contra un árbol situado junto al extremo de la cuerda, o como le ocurrió a un amigo, terminaras rebotando fuertemente contra el árbol y volvieras por la tirolina hasta acabar frenando, con lo que tenías que acabar el trayecto a pulso hasta poder descolgarte de la tirolina. Yo tuve suerte y pude frenar casi a tiempo, pese a lo cual, necesité la ayuda de un compañero para no salir también rebotado hacia atrás.


Mientras nosotros nos tirábamos por esta tirolina, los que no se habían tirado aprovecharon para probar las otras atracciones del parque entre las que se encontraba una especie de rueda de hámster, en la que había que meterse para ir rodando, hasta que esta se paraba y la gente salía completamente mareada.
Almorzamos en el parque para posteriormente ir a hacer una visita a una pequeña ciudad francesa famosa por el turismo de montaña: Luchon Como nuestros monitores se sentían generosos, nos invitaron a todos a montar en telecabina, que ascendía casi 1000 metros de altura hasta la cima de una montaña, donde había un gran hotel así como un pequeño restaurante. La vista desde ese punto era impresionante dado que se veía toda la ciudad francesa, además de una gran cantidad de montañas, un camino de montaña para llegar hasta España y 4 ó 5 aeroplanos. Tuvimos la gran suerte de ver, justo al lado de nosotros, como unos aficionados se tiraban en parapente, de forma que pudimos ver todo el proceso de despegue. Tras esto, bajamos por el mismo telecabina, para poder visitar rápidamente un poco de la ciudad, momento el cual aprovechamos algunos para sacarnos fotos y probar los crepes franceses. Una vez comidos, volvimos a la guagua para regresar a nuestro hotel para poder disfrutar de nuestra última noche en los Pirineos, haciendo más actividades de grupo, recogiendo unos diplomas de recuerdo, sacándonos más fotos y como no, jugando a las cartas.


Viaje a los Pirineos (V)


La visita del día anterior a Andorra había resultado agotadora, así que las actividades del siguiente día fueron bastante tranquilas en comparación con los otros días. Esta actividad “tranquila” era barranquismo” para lo cual tuvimos que cruzar la frontera francesa. La primera actividad del barranquismo consistía en colocarse el traje de neopreno, lo cual, ya de por sí, para un servidor fue una gran empresa dado que me habían dado una talla muy pequeña, con lo que no había forma humana de ponérselo, así que decidí esperar junto a unos amigos que tampoco tenían traje a que el resto del grupo realizara la actividad para que nos dejaran sus chaques.


 Una vez el otro grupo acabó la actividad, que consistía en ir descendiendo un pequeño barranco por su mismo curso, aprovechando toboganes naturales formados por el propio correr del agua,  junto a cuerdas y rocas, nos tocó el turno a los del segundo turno. Fue una actividad bastante entretenida dado que había 2 ó 3 toboganes naturales, con lo que uno se sentía como si estuviera en un parque acuático. Además de esto, a medida que íbamos descendiendo el barranco nos sacamos unas cuantas fotos. En la parte final de la actividad, donde había que tener un poco más de cuidado, había que sujetarse a unas cuerdas e ir descendiendo por estas hasta  llegar a su extremo distal, momento en el que había que soltarse y caer en unas pequeñas piscinas, de forma que había que repetir el mismo proceso en un par de ocasiones para posteriormente descender con una cuerda por los recovecos que había entre unas rocas, momento en el cual, un compañero se ofreció para ayudarnos, dado que era bastante difícil descender sin ayuda de alguien. Tras esto, llegamos al final de la actividad y tuvimos que quitarnos el traje, lo  cual fue un poco conflictivo con la empresa proveedora de los trajes dado que algún guarrete de nuestro grupo se había orinado en uno de los trajes y se montó un lío entre nuestros monitores y los organizadores, aunque he de decir, que de por sí los trajes, antes de comenzar la actividad ya olían como si alguien se nos hubiera adelantado a la idea ya que olían a rayos. Una vez solucionado el entuerto decidimos volver a nuestro hotel para almorzar y posteriormente realizar otras actividades. 



Fuimos de visita a otra de las bases de la estación de Baqueira-Beret donde nos sacamos unas fotos haciendo el  payaso, tras lo cual, decidimos visitar uno de los pueblecitos cercanos a nuestro hotel para sacarnos unas fotos y contemplar el verde paisaje de los valles araneses. Fue un día de descanso ya que al día siguiente nos esperaba otro gran día repleto de actividades, ya que nos tocaba realizar multiaventura en una montaña en una localidad situada en el sur de Francia, hecho el cual aprovechamos para hacer una visita a una de la ciudad del sur francés, de cuyo nombre no quiero acordarme.

Viaje a los Pirineos (IV)

Después de dos días de senderismo por el Valle de Arán, llegó el domingo del viaje y nos tocaba ir de visita a Andorra y varias localidades de la provincia leridana, como son La Seu de Urgell y Sort. 


Tuvimos que madrugar bastante dado que el trayecto hasta Andorra era de casi 4 horas, aunque antes de llegar allí paramos en las otras localidades. Nuestra primera parada fue Sort, muy famosa en toda España por uno de sus establecimientos de venta de lotería nacional, La Bruja de Oro (La Bruixa d´Or), Lógicamente, todos nosotros aprovechamos la oportunidad para comprar lotería y sorprendentemente para ser un domingo en pleno verano a las 10 de la mañana, había una larga cola  en la entrada de gente procedente de todas partes de España para comprar lotería. Una vez vista la cola junto a la cantidad de lotería que venden online por toda España, no fue difícil entender por qué justo enfrente del establecimiento había aparcado un tráiler con publicidad del equipo de motos oficial del mundial de La Bruja de Oro y por qué el dueño del local, ha sido el primer español en costearse un viaje al espacio, según me contaron unos amigos.

Eso sí, aproveché la oportunidad de la visita para pasarle mis boletos a la brujita por su nariz, como manda la tradición, ya que dicen que trae suerte, así como por otras partes de su cuerpo por si esto trae un extra de suerte :P
 

Una vez acabada la visita, decidimos seguir nuestro camino hasta la siguiente parada, La Seu de Urgell, una pequeña ciudad que destaca por su gran iglesia, antigua sede de un obispo. Básicamente, dado que no teníamos mucho tiempo para la visita, únicamente visitamos un par de calles hasta llegar a la iglesia, donde llegamos justo en la hora de misa, así que no tuvimos tiempo de contemplarla en todo su esplendor, así como el museo diocesano, al cual íbamos a acudir, pero que, al ser domingo y hora de misa, estaba cerrado. 

Ejemplo de lo que pudimos ver en La Seu d´Urgell

Como no queríamos estar esperando a que abrieran el museo, decidimos dirigirnos finalmente a nuestro destino final, Andorra. Nada más cruzar la frontera, ya se podía notar que estábamos en un lugar especial en lo que se refiere a la economía y otros aspectos, como, por ejemplo, su lengua oficial, que es el catalán. Sin embargo, no existe ningún problema a la hora de comunicarse con los andorranos dado que la inmensa mayoría de ellos también habla español y francés por la cercanía lingüística y geográfica, así como por temas de comercio. Como he dicho, lo que llamaba la atención, nada más pasar la frontera, era la existencia de una gran cantidad de gasolineras situadas una al lado de otra, de forma que, perfectamente en un tramo de un kilómetro de carretera se pueden llegar a contar más de 6 gasolineras, lo que en cualquier otra parte del mundo es imposible ver. A esto hay que añadir un gran número de talleres de automóviles y centros comerciales, lo cual tiene mucho que ver con el bajo precio de la gasolina en Andorra en comparación con Francia y España, pese a lo cual tengo que decir, que incluso así, es más cara que en Canarias, probablemente influido por la dificultad del transporte hasta el Principado.


Como buen paraíso fiscal que se precie, tiene una gran cantidad de bancos y a parte de esto, la verdad es que hay poco más que remarcar de la capital del Principado de Andorra, Andorra la Vella ( Andorra la vieja, que no la bella para que nos entendamos en castellano), salvo un gran balneario situado en plena ciudad cuyo diseño y tamaño llama la atención a bastante distancia, dado que se asemeja bastante a los edificios del arquitecto internacional Frank Gehry (arquitecto de edificios como el Museo Guggenheim de Bilbao): El Balneario de Caldea Aparte de esto, Andorra destaca por sus pistas de esquí, las cuales no tuvimos la oportunidad de ver y la gran cantidad de tiendas que hay, destacando principalmente las perfumerías y las tiendas de tabaco y alcohol, que como, ya dije antes, venden los productos a un precio más bajo que en Francia y España, pero siguen siendo más caros que en Canarias. De todas las tiendas que vi, únicamente me llamó la atención el contar hasta 5 perfumerías Julia en la misma calle y encontrarme con una tienda de merchandising de Ferrari. Tras esta visita exprés a Andorra para hacer unas compras, decidimos que era ocasión de volver a nuestro hotel, al cual llegamos después de un largo trayecto, para poder disfrutar todos juntos de un Real Madrid-Barcelona de fútbol.

Viaje a los Pirineos (III)


 Tras la aventura del día anterior con el rafting, los siguientes dos días nos dedicamos a hacer senderismo por las montañas pirenaicas situadas dentro de la estación de esquí de Baqueira-Beret, la principal estación de esquí del Valle de Arán y una de las más grandes de España, si no es la mayor de por sí. Desgraciadamente, dado que fuimos en pleno verano, no encontramos ningún rastro de la nieve que abunda durante el invierno e incluso gran parte del otoño y la primavera, aunque, a cambio, en la distancia, pudimos observar lo que queda del último glaciar vivo de toda la geografía española: el Glaciar del Aneto, situado en los Pirineos oscenses, cerca del punto más alto de todos los Pirineos, el pico del Aneto con 3404 metros.


 Para la primera de las caminatas, cogimos una guagua que nos dejó en una de las bases de la estación, desde las cuales se pueden coger los telesillas de la estación durante la época de nieve, que desafortunadamente, en verano, están fuera de uso. Cerca de la base donde comenzamos la caminata, pudimos ver el nacimiento del río Garona. Empezamos a caminar, ascendiendo una de las muchas montañas que, durante el invierno, la gente emplea para practicar esquí, y nos encontramos con un gran grupo de vacas pastando en las laderas de la montaña, que como nos explicó el guía, son  traídas durante los meses de verano por las grandes empresas ganaderas para que pasten en los verdes prados de los Pirineos, al igual, que los caballos de engorde, cuya carne es muy apreciada, aunque todavía  no he tenido el placer de probarla. Como ya he dicho, nos dedicamos a ascender una de las grandes laderas de la cordillera, junto al curso de un riachuelo, cuya agua procedía de un embalse, situado cerca de las montañas más altas, donde nos pudimos bañar y comprobar lo fría que puede llegar a estar el agua de un embalse procedente de las altas montañas, vamos, helada. Algunos de los componentes del grupo, nos quedamos en el embalse para descansar un poco y bañarnos varias veces en el embalse mientras que el resto, siguió ascendiendo hasta otro embalse situado a mayor altura. Tras descansar un par de horas en el embalse decidimos descender por donde habíamos subido y coger la guagua para volver al hotel. 


 Sin embargo, antes de ello hicimos una pequeña parada a un refugio animal en Arties, donde tenían osos pardos que habían sido encontrados hace unos años y que desgraciadamente, al ser cuidados en cautividad, no pueden ser devueltos a la naturaleza dado que no sobrevivirían. Volvimos a la guagua y  llegamos al hotel donde algunos decidimos ir a la piscina para posteriormente descansar después de realizar otra actividad grupal, de la cual se encargó mi grupo y decidimos realizar un bingo para animar el ambiente realizando una pequeña porra para los ganadores.


 Al día siguiente, tras despertar con ciertas agujetas por la caminata del día anterior, nos esperaba otra caminata por la estación de Baqueira-Beret pero esta vez, por otra parte de la estación, por la zona de la Bonaigua. Nada más llegar a la base de la Bonaigua, nos encontramos unos caballos de engorde, que aprovechamos para sacarnos unas cuantas fotos y posteriormente comenzamos nuestra caminata ascendiendo unas cuantas montañas entre las cuales encontramos 3 pequeñas lagunas situadas a distintas alturas. Hasta ese día, habíamos disfrutado de un gran clima, dado que había estado soleado los 3 días anteriores, sin embargo, ese día mientras estábamos caminando nos tocó una tormenta de verano así que tuvimos que darnos prisa para volver al hotel, donde pudimos descansar y realizar más actividades de grupo, tras lo cual, algunos decidieron probar la marcha aranesa, antes del largo paseo que nos esperaba  al día siguiente hasta Andorra.


Viaje a los Pirineos (II)

 Como lo prometido es deuda, debido a mi ausencia en el blog por falta de proveedor de internet oficial  xD, me he dedicado a completar mi cuaderno de bitácora por tierras pirenaicas y aquí lo tienen.
 
Una vez instalados en el Hotel Tuca y tras realizar las primeras actividades para conocernos un poco más entre nosotros, nos fuimos a dormir para recuperar energías para poder realizar con fuerza el rafting del siguiente día.

Nos levantamos temprano y fuimos a desayunar al restaurante del hotel,  sentándonos, en mesas redondas, con la misma gente con la que habíamos cenado la noche anterior y con la nos íbamos a sentar en el resto de cenas y desayunos que hiciéramos en el Hotel. Puede que esto no tenga mucha importancia, pero es uno de los mejores recuerdos que tengo del viaje ya que, de todas las mesas, la nuestra era la más divertida y “cachonda”, ya que, en cada comida, siempre acabábamos hablando de temas sexuales y otros temas relacionados xD.

Salimos del hotel y nos dirigimos al norte, muy cerca de la frontera de Francia, siguiendo la carretera que acompaña al Garona, un río que baja desde los Pirineos catalanes para desembocar en el Océano Atlántico, en el Golfo de Vizcaya, y que en Francia es muy famoso al ser uno de los más largos y caudalosos. Este río, como digo, nace en los Pirineos, muy cerca de donde nos quedábamos y fue el elegido para que hiciéramos el rafting.


Paramos en un club de actividades de aventura, donde nos dieron el equipo para hacer la actividad y nos cambiamos, para posteriormente remontar parte del río volviendo por la carretera por la que habíamos ido hasta el club hasta un margen al lado del Garona, donde nos esperaban varios monitores con las balsas y los remos. Tuvimos que esperar unos cuantos minutos, ya que el río no llevaba mucha agua y había que esperar que abrieran las represas del río para que aumentara el caudal. Nos dividimos en varios equipos, y cada uno escogió su posición en la balsa, quedando siempre un monitor en cada balsa para que nos dirigiera con sus órdenes, y la persona que estaba al frente de cada uno de los lados de la balsa, servía de referencia para las personas que estaban en su lado de la balsa (mi balsa debo admitir que estaba bien equilibrada y tuvimos bastante suerte, de forma que no nos caímos ninguno de los integrantes, a diferencia del resto de balsas :P)
 El recorrido que hicimos era de dificultad fácil, pero igualmente había que tener cuidado en un par de sitios, que hasta poseen un nombre propio: “El Caos” y “La Tabla”, cuyo nombre la verdad es que no me acuerdo de si era este xD, Estos sitios eran peligrosos ya que si no seguíamos bien las órdenes del guía, podíamos volcar la balsa, pero afortunadamente, conseguimos pasarlos bien. De igual forma, durante el trayecto paramos en un par de sitios para tirarnos al río, la segunda de las cuales era bastante impresionante dado que era una caída de casi 7 metros al río, pero la ocasión mereció la pena por la descarga de adrenalina que producía ya que encima había que saltar desde un saliente de una de las riberas del río.

Tras llegar hasta el final del recorrido, sacamos las balsas del río, nos quitamos el equipo y fuimos al club de la actividad para cambiarnos de ropa. Una vez hecho esto, almorzarnos el picnic que nos preparó el hotel para cada uno de los días que estuvimos allí, y tras un rato de descanso, fuimos a visitar uno de los pueblos fronterizos entre España y Francia, cuya economía subsiste básicamente a base de los franceses que cruzan la frontera para comprar productos en España, dado que aquí son mucho más baratos. Como curiosidad, nuestro guía nos comentó que al tener una economía tan dependiente del comercio, y gracias a la cantidad de agua que tienen por las lluvias y la nieve, los residentes en los pueblos fronterizos no tienen que pagar la factura del agua, incluso algunos de ellos, tampoco tienen que pagar la factura de la luz.


El pueblo que visitamos fue Bossots, que destacaba por una iglesia de estilo románico, que es de las más antiguas de todo el Valle de Arán. Por otro lado, nuestra visita coincidió curiosamente con las fiestas de la región, así que tuvimos la oportunidad de observar una de las costumbres más extrañas que he podido contemplar  en mi vida. Como en el resto de pueblos de España, colgaban en los balcones y atravesando las calles, banderitas, pero también otras muchas cosas como ropa interior (que no es que la estuvieran tendiendo para secar y encima era de abuelitas), patas de jamón sin carne, latas de Coca-Cola unidas por hilos o zapatos, como botas e incluso zapatos de tacón. Tras la parada en Bossots, volvimos a nuestro hotel pasando antes por el centro de Vielha , donde conocimos al chico que faltaba por unirse a nuestro grupo, y recorrimos las principales calles, donde hay una gran cantidad de tiendas dedicadas a la venta de productos para el turismo de nieve.

Ya en el mismo hotel, “probamos” la piscina del mismo, que siempre terminábamos llenando nosotros solos. La jornada la acabamos cenando y realizando más actividades de dinámica de grupo, que consistieron en imitaciones de películas por equipos y buscar canciones con determinadas palabras. Una vez acabadas estas actividades, teníamos  tiempo libre que en la mayoría de casos, aprovechamos para jugar a las cartas durante toda la noche cual ludópatas, de forma que terminamos formando unos pocos un grupillo que se reunía cada noche para jugar a la ronda y charlar mucho.