sábado, 5 de noviembre de 2011

Cuaderno de Bitácora - Granada (I)

Este año me ha tocado la lotería, y no...no es literalmente (aunque no vendría nada mal para hacer unas cuantas compras y viajes xD). Como ya había escrito en entradas anteriores, este curso me han concedido una beca SICUE- Séneca para estudiar en otra facultad de España diferente a la que estudio, y elegí venir a la bonita ciudad de Granada.

Los motivos que me han traído a esta ciudad son muy variados, tantos como los que había y hay para que estudie mi actual carrera. Entre algunos de ellos, destacaría la calidez de su gente (lo cual tiene bastante que ver con que Granada esté en Andalucía, donde la gente normalmente es muy simpática y abierta, aunque con sus excepciones, dado que a veces puedes estamparte de frente contra la famosa MALAFOLLÁ GRANAÍNA, cosa nada recomendable de contemplar y de la que hablaré próximamente) que no tiene nada que ver con el frío que hace en la ciudad por su situación; o  la belleza de la ciudad, situada a los pies de la sierra, con un grupo número de parques y plazas, así como La Alhambra, que provoca en toda persona que la contempla una increíble sensación de armonía, belleza  y amor por la ciudad nazarí y a la cual se le ha dado la famosa leyenda de hechizar a todo aquel que la visita y provocar en este la obligada necesidad de regresar a la ciudad algún día.


Aparte de esto, hay otra importante razón como es la comida, que en Granada no escasea y además se puede comprar a muy buen precio todo tipo de alimentos, aunque no es esto lo más importante que se puede destacar de su costumbre gastronómica, sino las tapas. El noble arte del tapeo no es algo nuevo, sino que tiene muchos siglos de historia dado que se cree que la costumbre procede de la época de Alfonxo X el Sabio, rey castellano del siglo XIII. El nombre de tapa se debe al hecho de que en su principio se colocaba encima de la bebida a modo de tapa para evitar que entraran bichos y otros elementos en la misma y lógicamente, lo que quiere decir esto, es que cuando uno pide uno una caña o un tinto de verano en un bar (pueden ser también otras muchas bebidas) te traen además un plato de comida (que en algunos establecimientos puedes elegir y en otros no) y cuya cantidad puede variar enormemente.

Normalmente los establecimientos en los que no puedes elegir la tapa, sirven la misma tapa a toda su clientela la primera vez que piden y a medida que van pidiendo más bebidas, les van sirviendo distintas variedades de tapas, mientras que los bares o tabernas donde puedes elegir la tapa son menos frecuentes y más difíciles de encontrar. Las tapas más comunes que se suelen servir, son la tortilla de papas, croquetas "caseras", aceitunas, bocadillos o montaditos de jamón, lomo y otros derivados porcinos y las que, a un servidor le han parecido más curiosas y que demuestran la gran influencia árabe en la ciudad, la tapa de shawarma ( es una especie de kebab presentado con forma de empanadilla) y kebab.

En conclusión, en Granada el salir de tapeo es algo muy común y no muy recomendable para mantener uno su esbelta figura, aunque esto se compensa con las cuestas que hay que subir por la ciudad y que no son pocas, especialmente si se quieren visitar los 2 principales destinos turísticos de la ciudad, La Alhambra, situada en lo alto de una colina y el barrio del Albaicín.

2 comentarios:

Sara dijo...

Interesante el origen de la palabra "tapa". Qué afortunado eres por estar en Granada. Se te echa de menos. ¡Cuídate!

Diego G.G. dijo...

Muchas gracias Sarita ^^. Yo también les echo de menos :(, pero bueno, ya en Navidades me tendrás por ahí :P

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